Me apasiona nuestra historia y en especial aspectos fundacionales de nuestra región. Hace poco releí el libro “Sarmiento y sus fantasmas” un trabajo de Félix Luna, para mi gusto uno de los mejores historiadores argentinos.
En ese trabajo Luna imagina los últimos días del ilustre sanjuanino ya postrado en Asunción del Paraguay adonde sus amigos y facultativos habían aconsejado llevarlo para ver si el clima más benigno ayudaba a su recuperación.
Félix Luna lleva adelante un juego de imaginación que le permite mezclar la ficción con hechos absolutamente reales. Crea diálogos de Sarmiento con diversos personajes (ya fallecidos) que tuvieron participación y ascendencia en la vida del ex presidente y General de la Nación. El autor otorga a cada “fantasma” la voz y la actitud que en vida compartieron con el enfermo.
Me interesa recuperar la “charla” que Sarmiento mantiene con Adolfo Alsina y su vinculación con nuestra ciudad y la región. Alsina había sido gobernador de Buenos Aires, luego vice presidente de Sarmiento y finalmente Ministro de Guerra y Marina de Avellaneda teniendo fuerte protagonismo en las denominadas “Campañas al Desierto”.
Al abordar este aspecto en la imaginaria conversación, Sarmiento alaba la tarea de Alsina en esas campañas militares respondiendo éste: “Por eso me molestó mucho que Roca dijera en ese tiempo que mi política con los salvajes era defensiva y conservadora. Mi famosa zanja, que obviamente Roca comparó abusivamente con la muralla china, era apenas un resguardo más en la línea de fortines y poblaciones que yo fundé. En diciembre del 75, no sé si se acuerda Don Domingo, Namuncurá lanzó un formidable malón, que repitió luego un par de veces. Entonces yo hice lo mismo que haría Roca cuatro años más tarde: hice avanzar mis columnas en forma paralela para correr a esos salvajes. La frontera se redujo mucho, con lo que fue más fácil defenderla y así fue que nos instalamos en Carhué con una población protegida”.
En 1877 Alsina a través de su Partido Autonomista lanzó su candidatura presidencial. Sin embargo su salud ya no le permitirá estar activo. Así lo evoca Luna en el dialogo con Sarmiento. “A fines de ese mismo mes de octubre partí de Azul adonde había ido a inspeccionar el estado de la frontera cuando caí con fuertes dolores de cabeza. Mejoré un poco y seguí en noviembre hasta Carhué. Pero estando allí empecé a sentirme decididamente mal. Me llevaron a Bragado donde estaba el final de riel en un carricoche durmiendo en el suelo del mismo cuatro noches. Ya casi no recuerdo ese martirio y la memoria se me confunde”.
El imaginario diálogo concluye poco después. Quise rescatar estos párrafos como nota de color que tiene que ver con nuestra historia fundacional y que pone en bocas de esos actores, expresiones propias de la época en la que se consideró el desplazamiento de los aborígenes como una política de estado dando nacimiento además de Carhué a Trenque Lauquen, Guaminí y Puan.

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